miércoles, 19 de octubre de 2011

Maratón de Chicago 2011

Llegar a la meta en una maratón siempre es gratificante, más aún cuando significa cumplir metas que uno se autoimpone como completar diez maratones y acercarse a otra meta que es correr las principales maratones del mundo, para lo cual me falta solo Londres.

Como siempre después de una experiencia así uno se propone entrenar mejor para la próxima, cuidarse oportunamente las lesiones, cuidar la alimentación, etc. Luego, como soy muy bueno para las comidas y los postres me doy más gustos de los que debería y no siempre llego bien entrenado y en el peso óptimo. Espero tomar Londres más en serio por ser la última de las maratones importantes que me propuse.

En realidad a estas alturas me conformo con mantener bien la salud gracias al entrenamiento, conocer ciudades interesantes y disfrutar con mi querida Lely, de estos viajes. Pero también es cierto que si estos viajes no tuvieran la adrenalina que le agrega una maratón podrían ser aburridos y quizás no me sentiría haciendo algo positivo dejando el trabajo unos días. Hay que reconocerlo, las maratones son una buena excusa para viajes en otoño y primavera, en que no hay tanto turista, los precios son más bajos y el clima agradable. Incluso hasta dan buena imagen cuando uno cuenta que viajo mientras los demás trabajan. A veces excesivamente, como cuando en New York una mamá y su hija al verme con la medalla de la maratón en la calle se me acercaron sin conocerme y me abrazaron diciéndome “God Bless You”, como si fuera un héroe que las protegía, lo cual fue muy emocionante.

Esta vez en todo caso se me puso pesado porque por descuido recién fui a verme unas molestias diez días antes de la maratón y me detectaron una tendinosis al isquiotibial derecho y un desgarro de 3,2 cms. Mi médico de todas las maratones Fernando Yañez me dijo que si le hubiera preguntado me habría dicho que no corriera. No le dije nada, pero pensé silenciosamente que precisamente por eso no le había preguntado. No pensaba perder la reserva y los pagos que se hacen como un año antes. Además, ya había corrido maratones con problemas como cuando corrí Paris en plena recuperación de mi quebradura al metatarso en que me pusieron dos tornillos y un clavo. Esa vez mi hijo mayor que era jugador de rugby me dijo que nadie correría en esas condiciones y que si llegaba a la meta me tendría que levantar una estatua en el patio, la cual me está debiendo Incluso me gané el apodo de vikingo maldito que me pusieron mis hijos por estas aventuras, el entrenamiento, etc.

ciudad de Chicago
Bueno, la ciudad de Chicago era mucho más bonita de lo que pensaba, con muchos árboles y flores, un centro en que hay todo lo que uno puede buscar de comercio y comidas en USA, pero a escala humana, caminable, con un rio navegable que lo cruza y está a solo una cuadra de un lago con playa y una costanera genial para entrenar. Pensé que me gustaría vivir en una cuidad así, hasta que me aclararon que salvo 3 meses del año es muy fría (-25ºC) y con viento. Se me acabo inmediatamente el entusiasmo y pensé que no hay nada mejor que el clima chileno.

El hotel quedaba en pleno centro a tres cuadras de la partida y llegada de la maratón de Chicago. Como siempre Lely me llevo de la mano a primera hora a los corrales para partir. Es muy agradable que a uno lo regaloneen después de haber corrido maratones absolutamente solo como me paso en Rotterdam. Disfrute los primeros 20 kilómetros y luego el isquiotibial se puso duro como palo y apenas podía correr, además la temperatura empezó a subir sobre los 28ªC que vi en una pantalla plana como a media maratón. El sol daba fuerte en la cara.

Bueno, nunca he dejado de llegar a la meta, pero me costó y terminé con un exceso de tiempo de más de 100 minutos con respecto a mi registro. Me rio pensando que en la foto que acompaña este posteo nadie pensaría que llegue tan mal. Además, me quedó un poquito de energía para correr a buen ritmo los dos últimos kilómetros y pasar la meta dignamente con la bandera de Chile en el pecho y la camiseta de los Santiago Runners. Luego a celebrar con los chilenos que estaban en el hotel que eran unos 20 incluyendo corredores y sus familias.

Todas las dificultades y emociones del viaje lograron desconectarme y vuelvo a trabajar como si hubiera tomado unas vacaciones de un mes. Sigo haciéndome la promesa de prepararme mejor para Londres 2012 y especialmente de tratarme oportunamente las lesiones. Por lo menos ayer partí con kinesioterapia.

Nota: 
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